24 julio 2015

Torsión gástrica en perros: un riesgo mortal para el que no existen vacunas




La dilatación y posterior torsión gástrica es una condición que puede producirse en animales domésticos, principalmente en perros y ganado, aunque no en gatos. Su pronóstico es muy grave y debe tratarse con la máxima urgencia, ya que puede acabar con la vida del animal en apenas unas horas. La tasa de mortalidad es muy elevada: en mascotas que han sido tratadas a tiempo es del 30%; en las no tratadas es del 100%.

¿Cómo se produce?
El estómago se dilata, debido a la acumulación de gases, hasta que los ligamentos que lo fijan no lo sujetan y el peso que ejerce el bazo, pegado al estómago, produce el giro del intestino. Así se produce un colapso en el riego sanguíneo. Esto se debe a que las arterias y las venas que discurren por el estómago se estrangulan y, por tanto, impiden que la sangre llegue a otros órganos vitales y desemboca en arritmias cardiacas. Finalmente se produce un shock fatal.

¿Cuáles son los síntomas?
A la menor duda ante la aparición de cualquiera de estos síntomas es necesario acudir urgentemente al veterinario. Reconocer a tiempo los síntomas puede salvar la vida del animal.
Los síntomas que suelen mostrar son:
  • Inquietud y ansiedad.
  • El animal se mira constantemente el estómago o hacia el suelo.
  • Dolor e inflamación en la zona abdominal.
  • Intenta vomitar y no puede, o solo expulsa saliva espumosa.
  • Al dar una palmada con cuidado en el abdomen suena como una pelota de baloncesto, debido a que está lleno de aire.
  • Respiración rápida y dificultosa.


Tratamiento
Ante la menor sospecha de que pueda ser una torsión gástrica es de vital importancia acudir de inmediato a una clínica veterinaria. En cuanto el perro llegue y sea diagnosticado, se le administrará un tratamiento de fluidos y antibióticos por vía intravenosa.
A continuación, se procede a sedar al animal y se le introduce una sonda por la boca hasta el estómago (intubación orogástrica) para liberar gases y descomprimir el estómago. Si esto no es posible se perfora la pared abdominal con una aguja, este proceso recibe el nombre de trocarización de urgencia.
Una vez descomprimido el estómago se hace un lavado gástrico. A continuación, se efectúa una cirugía para colocar el estómago en caso de que se haya producido la torsión, también para solucionar otros problemas provocados por la dilatación o el giro estomacal. Mediante la cirugía se fija el estómago a la pared costal con un método denominado gastropexia, de esta forma se reduce el riesgo de que vuelva a suceder.
En algunos casos en los que la torsión resultó grave, la tasa de mortalidad sigue siendo elevada incluso después de la cirugía, aunque los perros que superan las 48 horas posteriores suelen tener muchas probabilidades de sobrevivir.

¿Por qué se produce? Causas y riesgos
No se conocen las causas exactas pero sí algunos factores que influyen en su aparición. Entre ellos las comidas copiosas y de una sola vez, comer muy deprisa, beber demasiada agua y, sobretodo, comer antes o después de realizar ejercicio y por estar expuesto a situaciones de estrés durante la alimentación. La genética también puede influir, así como el que ya se haya sufrido una torsión gástrica previamente.
Además, aunque cualquier perro pueda sufrirlo, hay determinadas razas que son más propensas a sufrirlo.

Razas de perros propensas a sufrirlo
La torsión gástrica puede afectar a cualquier perro, pero hay algunos que presentan mayor riesgo. La estructura del cuerpo del perro influye en su aparición, así como su tamaño.
  • Perros de pecho profundo, como el Bóxer o el Doberman.
  • Razas grandes y gigantes, como el Gran Danés, el Rottweiler o el Pastor Alemán.
El Setter Irlandés, Dogo Alemán, Borzoi y el San Bernardo también son muy propensos a sufrirlo.
Aunque también se ha observado de perros más pequeños en los que también aparece, entre ellos: Basset Hound, Teckel y Pequinés.



¿Qué se puede hacer para prevenirlo? RECOMENDACIONES
Es conveniente que, en razas grandes, las raciones de comida se dividan en dos para reducir el volumen de comida que se ingiere en cada ocasión. El agua es fundamental, por lo que debe estar siempre a disposición del perro y hay que cambiarla con regularidad. Aunque si se percibe que el animal toma agua de forma excesiva, hay que medir su cantidad.
Es importante evitar el ejercicio antes o después de la comida, con un margen de una o dos horas.
Estas pueden ser algunas medidas para evitar la torsión gástrica, pero lo más importante es que el dueño permanezca alerta ante cualquier sospecha de que se trate de este estado. Ante la menor duda hay que acudir de inmediato al veterinario.



  

FUENTES:


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